Miedo al dolor.

¿Sabías que el miedo al dolor puede ser peor que el propio dolor?

Oscar Anacleto

8/29/20232 min read


El Miedo al Dolor.

El intenso miedo al dolor es frecuentemente observado en personas que lidian con síndromes de dolor crónico o dolores que duran más de 3 meses sin motivo aparente, y que temen el retorno o la intensificación del dolor. Aunque es natural desear evitar el dolor, algunas personas experimentan una aversión desproporcionada, acompañada de sentimientos de preocupación intensa, pánico e incluso depresión al anticipar la sensación dolorosa. Este miedo exacerbado puede hacer que sean más sensibles al dolor. Sin embargo, es importante destacar que muchas veces este miedo puede ser manejado con éxito a través de una combinación de psicoterapia, ejercicios y terapia de exposición.

El origen de este MIEDO reside en la compleja relación entre el miedo, la ansiedad y la protección. Nuestras respuestas de miedo y ansiedad son mecanismos naturales de autopreservación ante peligros inminentes. Sin embargo, las personas que enfrentan dolor crónico pueden desarrollar una respuesta persistente de miedo y ansiedad como una forma de protección. Esto las lleva a evitar actividades o situaciones que creen que pueden desencadenar más dolor o empeorar su condición. Tristemente, esta exageración en la percepción del riesgo puede, irónicamente, amplificar la experiencia del dolor.

De hecho, las sustancias químicas en el cerebro que regulan nuestras respuestas al miedo y la ansiedad también influyen en cómo percibimos el dolor. De esta manera, los desequilibrios químicos pueden intensificar la sensación dolorosa.

Aunque este miedo puede afectar a cualquier persona, es más común en individuos que sufren de síndromes de dolor crónico. Algunos ejemplos de dolor crónico incluyen el dolor relacionado con el cáncer, las migrañas, los dolores inflamatorios relacionados con infecciones o enfermedades autoinmunes, las molestias musculoesqueléticas como el dolor de espalda o la artritis, el dolor neurogénico asociado con daño en los nervios o trastornos del sistema nervioso, el dolor nociceptivo proveniente de lesiones en los tejidos como esguinces, quemaduras o hematomas, y también el dolor psicogénico relacionado con factores psicológicos y el DOLOR OROFACIAL.

Los síntomas de las personas con MIEDO AL DOLOR a menudo siguen un ciclo característico de dolor y ansiedad:

  1. Catastrofización: Esto ocurre cuando alguien imagina el peor escenario posible en cualquier situación;

  2. Hipervigilancia: El miedo se centra en la anticipación del dolor, no en el dolor en sí. La persona se vuelve excesivamente atenta a cualquier sensación que pueda estar relacionada con el dolor, a menudo asociando experiencias inofensivas con posibles causas de dolor;

  3. Evitar el Miedo: Como resultado, la persona tiende a evitar actividades y movimientos que cree que pueden desencadenar el dolor. Algunos incluso pueden desarrollar cinetofobia, el miedo a los movimientos debido al dolor, lo que perjudica la capacidad de rehabilitación. Esta evitación puede llevar a más limitaciones, aumento del dolor y complicaciones de salud, además de impactar negativamente en el desempeño en las áreas escolar, laboral y social.

¿Y tú? ¿Tienes DOLOR y MIEDO AL DOLOR? ¿Está afectando tu calidad de vida?